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PSR B1919+21 (el primer púlsar descubierto)

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En 1967, Jocelyn Bell Burnell hizo un descubrimiento revolucionario que cambiaría nuestra comprensión del universo: el PSR B1919+21. Este púlsar, también conocido como LGM-1, fue el primero de su clase en ser detectado y marcó un avance significativo en el estudio de los púlsares. Su señal periódica de 1,33730113 segundos abrió nuevas vías de investigación y confirmó la existencia de las estrellas de neutrones. En este artículo, ahondaremos en la historia y el significado del PSR B1919+21, un púlsar situado en la constelación del Zorro Volador.

Descubierto por Jocelyn Bell Burnell en 1967

En los anales de la historia astronómica, pocos descubrimientos han sido tan trascendentales como la identificación del púlsar PSR B1919+21. Este objeto celeste, situado en la constelación de Vulpécula, fue observado por primera vez y documentado en 1967 por Jocelyn Bell Burnell, una figura pionera en el campo de la astrofísica. La importancia de este trascendental hallazgo no puede exagerarse, ya que no sólo dio a conocer a la comunidad científica la existencia de los púlsares, sino que también revolucionó nuestra comprensión del universo y de los cuerpos celestes que lo componen. El papel de Bell Burnell en este descubrimiento fue realmente pionero, y su trabajo abrió el camino a una nueva era de exploración e investigación en el ámbito de la astronomía y la astrofísica en su conjunto.

El púlsar, designado por las siglas PSR B1919+21, se caracteriza por su período extraordinariamente breve de 1,3373 segundos y una anchura de pulso excepcionalmente estrecha de 0,04 segundos. Esta naturaleza distintiva de pulsación, que emite pulsos regulares de ondas de radio, condujo inicialmente a la apasionante, aunque finalmente refutada, especulación de que la fuente podía ser un faro artificial de origen extraterrestre. La magnitud de la revelación fue tal que el púlsar recibió el apodo humorístico de "LGM", abreviatura de "hombrecillos verdes", antes de ser identificado formalmente como LGM-1 en la posterior literatura científica.

Período de 1,337 segundos con un ancho de pulso de 0,04 segundos

El período notablemente constante de 1,3373 segundos del púlsar PSR B1919+21, unido a su minúsculo ancho de pulso de 0,04 segundos, captó la atención de la comunidad científica y precipitó un cambio de paradigma en nuestra comprensión de los fenómenos celestes. Esta periodicidad precisa y este estrecho perfil de pulso eran indicativos de una entidad astrofísica que emitía potentes haces de radiación electromagnética de forma muy regular y cíclica, lo que despertó una gran curiosidad e impulsó una extensa investigación sobre la naturaleza, el comportamiento y los mecanismos subyacentes de este enigmático faro cósmico.

Además, el descubrimiento y el posterior análisis de las emisiones de radio del PSR B1919+21 proporcionaron nuevas perspectivas sin precedentes sobre las propiedades y el comportamiento fundamentales de los púlsares, lo que sirvió para avanzar significativamente en nuestro conocimiento de estos exóticos objetos celestes y de su presencia generalizada en todo el universo. Este hallazgo fundamental no sólo planteó un rico abanico de nuevas cuestiones y vías de exploración en el campo de la astrofísica, sino que también ejemplificó las profundas implicaciones que tales descubrimientos tienen para nuestra comprensión más amplia del cosmos.

Apodado LGM-1 por sus señales alienígenas

Debido a la naturaleza sin precedentes y provocativa de las señales de radio emitidas por el púlsar PSR B1919+21, la conjetura inicial sobre la posibilidad de una fuente extraterrestre ganó una gran aceptación tanto en la comunidad científica como en el discurso popular.

El sonido captado de PSR 1919+21

El sonido repetitivo y rítmico que emite el púlsar PSR B1919+21 proviene de la rotación de la estrella de neutrones que lo forma, combinado con la emisión de pulsos de radiación electromagnética. Un púlsar es el núcleo de una estrella masiva que explotó en una supernova, y cuando estos núcleos colapsan, giran rápidamente y desarrollan fuertes campos magnéticos. Esto genera haces de ondas de radio y otras formas de energía en los polos magnéticos de la estrella, que emiten radiación en direcciones específicas, como un faro.

Cuando la rotación del púlsar orienta estos haces hacia la Tierra, se percibe un pulso de radiación en intervalos muy regulares, creando el “tic-tac” que escuchamos en grabaciones de sus emisiones de radio. PSR B1919+21, por ejemplo, tiene un periodo de rotación de aproximadamente 1.337 segundos entre pulsos. Estos intervalos son extremadamente precisos, y su consistencia fue, de hecho, la razón por la cual los científicos inicialmente pensaron que podrían provenir de una señal de origen artificial o extraterrestre​

El fenómeno también depende de la interacción con el medio interestelar, que puede distorsionar o amplificar las señales, pero la repetitividad proviene principalmente de la propia rotación del púlsar y su estabilidad, como la de un reloj natural. Puedes escucharlo aquí.

La evocadora sigla "LGM-1", derivada de la especulación "Hombrecillos Verdes", sirvió como representación alegre pero emblemática de la gran intriga y conjeturas que rodeaban las enigmáticas señales del púlsar. La noción de un potencial faro de comunicación o navegación de origen extraterrestre cautivó el imaginario colectivo, subrayando el profundo impacto e implicaciones de esta extraordinaria revelación astronómica.

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Sin embargo, a medida que avanzaban las investigaciones y escrutinios científicos rigurosos, quedó claramente demostrado que el púlsar PSR B1919+21, aunque innegablemente anómalo y extraordinario por derecho propio, era un fenómeno natural, originado por una fuente astrofísica en las profundidades del cosmos. Esta conclusión, aunque despejaba la cautivadora noción de una señal de comunicación extraterrestre, no disminuía en modo alguno la importancia y las profundas implicaciones del descubrimiento del púlsar, que resonaron en toda la comunidad científica y en la conciencia del público en general.

Una estrella de neutrones altamente magnética

El PSR B1919+21, primer púlsar de radio identificado, representa un objeto astronómico cautivador y excepcionalmente raro: una estrella de neutrones altamente magnetizada que emite haces de radiación electromagnética con una regularidad extraordinaria. Este subgrupo distintivo de estrellas de neutrones, conocidas como púlsares, deriva su energía magnética y rotacional de los restos de explosiones de supernovas, dando lugar al asombroso fenómeno de las emisiones de radio pulsantes que impregnan el cosmos. Las características y el comportamiento únicos del PSR B1919+21 han generado profundos conocimientos sobre las propiedades intrínsecas y las vías evolutivas de las estrellas de neutrones, contribuyendo a una mejor comprensión de estas cautivadoras entidades celestes y de su papel en el gran tapiz del universo.

Además, la designación del PSR B1919+21, con el prefijo "PSR" que significa "púlsar", pone de relieve el papel fundamental de este descubrimiento en la catalización de la exploración científica y la delimitación de una nueva clase de objetos astrofísicos. Esta clasificación simbólica no sólo refleja el significado pionero de la detección y caracterización del púlsar, sino que también sirve como testimonio del impacto transformador de este descubrimiento seminal en la trayectoria de la investigación y el descubrimiento astrofísicos.

Ubicado en Vulpécula

El púlsar PSR B1919+21 está situado dentro del amplio tapiz de la esfera celeste, concretamente dentro de los límites de la constelación del Vulpécula. Sus precisas coordenadas y su dirección celeste sirven como conmovedor recordatorio de la intrincada y maravillosa interacción de las fuerzas cósmicas que rigen la formación, evolución y los fenómenos celestes que impregnan el cosmos. La ubicación de este púlsar pionero en la constelación de Vulpécula acentúa aún más el rico significado astronómico de la constelación y su perdurable legado como fondo de profundos descubrimientos y revelaciones astronómicas.

Además, el trascendental atractivo y la importancia científica de la colocación del PSR B1919+21 en la constelación de Vulpécula ponen de relieve la interconexión del cosmos y el inexorable entretejido de objetos celestes, fenómenos cósmicos y la incesante marcha de la investigación y la exploración astrofísicas.

Da inicio al estudio de los púlsares

El descubrimiento y posterior caracterización del PSR B1919+21, el púlsar inaugural identificado, generó un monumental cambio de paradigma en el campo de la astrofísica, inaugurando una nueva época de investigación y exploración de la naturaleza, el comportamiento y los mecanismos subyacentes de los púlsares. El papel fundamental de Jocelyn Bell Burnell en este descubrimiento transformador no sólo ejemplifica el espíritu indomable de la investigación y la exploración científicas, sino que también pone de relieve las indispensables aportaciones de las mujeres pioneras en la vanguardia de la investigación y el descubrimiento astronómicos.

La detección seminaria del PSR B1919+21 no sólo encendió un ferviente y amplio interés por el estudio de los púlsares, sino que también precipitó un renacimiento de la investigación y la exploración científicas en las fronteras hasta entonces inexploradas de los fenómenos astrofísicos. Este logro pionero catalizó una oleada de investigaciones y análisis intensivos, suponiendo el amanecer de una nueva era en la comprensión global de los púlsares y su influencia generalizada en el paisaje cósmico.

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Púlsares milisegundos como sucesores

Tras el descubrimiento epocal del PSR B1919+21, la comunidad científica asistió al fascinante descubrimiento de una excepcional subclase de púlsares conocidos como púlsares milisegundos, que se distinguían por sus asombrosos periodos de rotación. Estos púlsares milisegundos, considerados sucesores de sus antecesores, incluido el PSR B1919+21, desvelaron una nueva frontera de la investigación y exploración astrofísicas, ofreciendo profundos conocimientos sobre los mecanismos subyacentes, las vías evolutivas y el enigmático comportamiento de estos hipnotizadores objetos celestes.

La identificación y caracterización de los púlsares milisegundos constituyó un capítulo trascendental y transformador en la narrativa en curso de la investigación sobre púlsares, ampliando significativamente los horizontes de la comprensión astrofísica y extendiendo las fronteras de la investigación científica en el cautivador ámbito de las estrellas de neutrones altamente magnetizadas y de rápida rotación. La advenimiento de los púlsares milisegundos, impulsada por el legado pionero del PSR B1919+21, ejemplificaba el impacto duradero y la influencia catalizadora de este descubrimiento seminal en la trayectoria de la investigación de púlsares y la delimitación exhaustiva de sus propiedades y comportamientos fundamentales.

Confirmación de la teoría de las estrellas de neutrones

La revelación y meticulosa caracterización del PSR B1919+21, el púlsar de radio prototípico, no sólo otorgó una validación y una corroboración empírica sin precedentes al constructo teórico de las estrellas de neutrones, sino que también recalibró fundamentalmente nuestra comprensión de estos behemoths cósmicos y sus innumerables manifestaciones. Al proporcionar pruebas observacionales convincentes de la existencia y la naturaleza generalizada de las estrellas de neutrones, en particular en forma de púlsares, este descubrimiento transformador constituyó una rotunda afirmación de los fundamentos teóricos que sustentan el enigmático y cautivador ámbito de la astrofísica de las estrellas de neutrones.

Además, la confirmación del marco teórico que abarca las estrellas de neutrones, precipitada por el descubrimiento fundacional del PSR B1919+21, generó un renacimiento integral en el estudio de estas cautivadoras entidades celestes, dando inicio a una era de intensa investigación y exploración en los polifacéticos dominios de la física, la dinámica y las trayectorias evolutivas de las estrellas de neutrones. La irrefutable confirmación de los postulados teóricos relativos a las estrellas de neutrones, personificada en el monumental legado del PSR B1919+21, ejemplificaba la influencia duradera y el impacto transformador de este descubrimiento semimal en el panteón de la investigación astrofísica y en el gran tapiz de la exploración cósmica.

50º aniversario en 2017

En el trascendental año de 2017, la comunidad científica y los aficionados a la astronomía de todo el mundo conmemoraron colectivamente el 50º aniversario del histórico descubrimiento del PSR B1919+21. Este auspicioso hito representó no sólo un testimonio de la resonancia duradera y el impacto transformador de este hallazgo fundacional, sino también una conmovedora celebración de las huellas indelebles que el PSR B1919+21 ha dejado en el tejido de la investigación, la indagación y la comprensión astrofísicas a lo largo de las cinco décadas posteriores.

El 50º aniversario del descubrimiento del PSR B1919+21 sirvió como un contundente homenaje al perdurable legado de este púlsar seminal, simbolizando el inquebrantable espíritu de indagación y exploración que impregna la empresa científica y poniendo de relieve las profundas y trascendentales implicaciones de la investigación de púlsares a la hora de configurar nuestra comprensión contemporánea del cosmos.

Conclusión

El PSR B1919+21, también conocido como LGM-1, es un púlsar situado en la constelación del Zorro Volador y fue descubierto por primera vez en 1967 por Jocelyn Bell Burnell. Este descubrimiento supuso un hito importante en nuestra comprensión de los púlsares y de su papel en el universo. Con un período de 1,3373 segundos y una amplitud de pulso de 0,04 segundos, esta estrella de neutrones altamente magnética sigue fascinando y aportando valiosas ideas sobre los misterios de nuestro cosmos. Aunque al principio se le confundió con una baliza alienígena, el PSR B1919+21 ha ayudado a confirmar la teoría de las estrellas de neutrones y ha abierto nuevas vías para su estudio y descubrimiento.

A pesar de que en 2017 celebramos su 50 aniversario, la importancia de este primer púlsar detectado sigue siendo tan grande como entonces.

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